miércoles, 25 de marzo de 2009

"Ayuda al desarrollo"



Los aviones llegan cargados de armas, se llevan el pescado.

¿No es el ejemplo más insultante de cómo funciona una parte importantísima del ya de por sí corrupto comercio mundial? "It's Business".

España también carga los aviones. Negocios que están en la absoluta penumbra, de los que nadie conoce ni lo más mínimo, ¿desde dónde se dirigen todas estas transsacciones comerciales? ¿Quién es su verdadero responsable?

Probablemente te llamen conspiranoico, pero cuando realidad y ficción se funden en productos culturales que poco a poco nos hacen inmunes a la verdadera responsabilidad, todo es un juego de sombras en la caverna:

Far Cry 2: La Guerra Está En África

Y es que ni el propio entrevistador se puede creer que NOSOTROS, nuestro país, podamos estar involucrados. Ese mismo país que se vanagloria de la ayuda al desarrollo, que promueve las acciones de ONGS etc...

ENTREVISTA

"Llegan armas desde Europa en Airbus"

Bruno Miteyo, director de Cáritas en Congo

SERGIO HEREDIA - Madrid

Bruno Miteyo (Katanga, RD Congo, 55 años) concentra el discurso en la pobreza y la educación. Habla de forma pausada, seleccionando las palabras, y sólo se detiene a veces, cuando se le ensombrece el rostro. Es evidente que ha visto muchas cosas: como responsable de Cáritas, lleva años asistiendo al horror en la República Democrática de Congo, donde cuatro fuerzas combaten desde 1996. "¿Acaso ha estado usted alguna vez en Kinshasa?, ¿conoce a algún europeo que lo haya hecho? - se pregunta-.Tal vez ahí tenga la clave: el nuestro es otro gran conflicto olvidado...".

Y mientras, prosiguen las matanzas...

Hace dos años, cuando estuve en Madrid, anuncié que había habido cuatro millones de muertos en el Congo. Ahora ya hay cinco millones. No quiero volver dentro de dos años y hablar de seis.

Cinco millones, y apenas se habla de eso.

Hace algunos meses, anuncié que parte del ejército rebelde ruandés había utilizado los machetes para asesinar a mil personas en una aldea.

Eso salió en los papeles.

Es cierto: lo hizo durante dos días. En aquellas fechas, se supo que un avión estadounidense había practicado un aterrizaje forzoso en el río Hudson. Esa historia se perpetuó durante tres semanas. La prensa profundizó en todos los detalles de ese accidente. Y lo nuestro pasó de largo.

Se trata de ciudadanos de segunda clase.

Y están los dictadores: ellos no dejan que las cámaras entren en el país. Hay periodistas arrestados y condenados. Se viola su libertad sistemáticamente.

Llegan algunas imágenes de refugiados en Kivu Norte.

En los últimos seis meses, ha habido 1.500.000 desplazados. ¿Se imagina? Es como un país entero caminando por los senderos.

¿Adónde van? ¿Qué buscan?

Comida y seguridad. No pueden regresar a sus campos porque los matarán o los violarán. Comen una vez al día. Se detienen en los campos, o donde les acoge alguna familia. Y los violentos llegan detrás.

Algunos de esos violentos son críos.

Niños de diez años. El LRA (Lord´s Resistance Army, de Uganda) busca reclutas de esas edades. Los jefes rebeldes les dan drogas. Les dicen: si quieres sobrevivir, debes violar a una niña de cinco años. Si quieres ser valiente, debes matar a una mujer y comerte su corazón. Y los arman.

¿De dónde salen esas armas?

Las veo en los aeropuertos, en Kinshasa o en Kigali. Veo los Airbus 333 aterrizando. Son aviones belgas, franceses o españoles. Descargan los contenedores.

¿Está seguro de que allí llegan las armas?

Me acerco, les pregunto. "Es mi negocio", me responden.

¿España está en ese negocio?

La embajada española sabe muchas cosas. Pregunte allí. Hace dos años, cuando hubo combates entre el presidente (Joseph Kabila) y el ex vicepresidente (Jean Pierre Bemba), los milicianos bombardearon ese edificio.

En todo este tiempo, ¿qué ha perdido usted?

Muchísimos amigos. Barrios enteros. Yo estoy en peligro allí. Pero no me importa: quiero contar esta historia.

¿Le han perseguido?

En 1997, cuando llegó Kabila padre (Laurent) desde Ruanda, tuve que caminar 800 kilómetros en tres semanas. Fui un refugiado. Los soldados me lo robaron todo, me dispararon al oído. Vi cómo asesinaban a muchos otros.

Los soldados, los bandidos, ¿la maldad del hombre?

Todo está en la pobreza. Y en la educación. Son jóvenes de 25 años que nunca fueron a la escuela. Si les dan un arma, y apenas saben dispararla, ¿cómo sabrán que eso está mal?
La Vanguardia, 25 de Marzo de 2009

viernes, 13 de marzo de 2009

La Crisis... de Consciencia





“¿Es necesario producir seres humanos enfermos para tener una economía sana?”, se preguntaba hace más de cincuenta años Erich Fromm. Hoy cabría incluso redefinir esta pregunta y aumentar su nivel de acidez: “¿Es necesario producir seres humanos enfermos para tener una economía enferma?”.

Alfred Marshall, economista británico de finales del siglo XIX, quizás el más brillante de su época, afirmaba poco antes de morir: “He llegado a la conclusión de que la economía es un vano intento de narrar psicología”. Marshall apuntaba que, en efecto, todo proceso económico no es más que la manifestación de un conjunto de procesos psicológicos, conscientes e inconscientes, individuales y colectivos. En este sentido cabría pensar que la crisis económica que estamos viviendo no es más que un síntoma, la punta del iceberg de un proceso mucho más sutil y complejo. Se trataría en definitiva, de una crisis de consciencia entre cuyos ingredientes esenciales cabría destacar la avaricia, el egoísmo, el narcisismo, la paranoia y abundantes trazos psicopáticos como la falta de sentido de alteridad, de responsabilidad, de integridad, de visión sistémica, ecológica y a largo plazo. Ingredientes que nos hacen dignos de un buen psicoanálisis del conjunto de la especie, con especial énfasis en los responsables de gobernarla, aquellos que han sido depositorios de la confianza del resto. Por que en buena parte, la impotencia actual es la consecuencia de la prepotencia del pasado y también de la ingenuidad a la hora de dar el poder a determinados sujetos cuya personalidad mostraba evidentes y alarmantes síntomas patológicos.

En psicología se define la enfermedad con ausencia de contacto con la realidad. Pareciera entonces que toda crisis económica pasa por obviar lo obvio hasta que estalla en nuestras narices. La realidad que vivimos no es más que la manifestación necesaria y sistémica de la patología o la salud de la psiké, del alma, de las personas implicadas en tal realidad, sea cual sea el tamaño del grupo que lo conforma: desde una pareja, pasando por una familia, una organización empresarial, tribu, país, hasta el conjunto de la especie. De este modo, podríamos decir que la salud o la patología psicológica de los individuos que integran, y en especial los que gobiernan un sistema, tiende a manifestarse necesaria y sistémicamente en los procesos resultados observables de dicho sistema. La calidad del alma se manifiesta eb ka calidad de la comunicación, relaciones, acciones y objetos que emanan de esa alma. La psicología, consecuentemente, crea la economía.

Si la psicología etimológicamente es el conocimiento o la comprensión (logos) del alma (psiké), cabría pensar en la necesidad de desarrollar un paradigma más abarcante, la psiconomía, que permitiera profundizar y gestionar desde un prisma más amplio los procesos económicos desde una dimensión psicológica. En ello trabajamos un equipo multidisciplinar de profesionales desde hace tiempo y ya es materia obligada de formación en algunas facultades de psicología y ciencias empresariales.

El profesor de economía de Harvard, John Kenneth Galbraith, en su lúcido ensayo “La economía del fraude inocente”, advertía en el 2004: “Medir el progreso actual social casi exclusivamente por el aumento en el PIB, esto es, por el volumen de la producción influida por el productor, es un fraude, y no es pequeño”. Quizás ya ha llegado el momento de que ampliemos los indicadores del desarrollo económico con otros que nos hablen del estado psicológico de las personas que crean, viven y disfrutan o sufren esa economía. Porque la economía, más que cifras, son personas. Hemos llegado a asumir que tenemos una economía sana en la medida en que producimos y consumimos de manera creciente. Estamos sanos económicamente a partir de lo que generamos y devoramos y se mide nuestra riqueza con macroindicadores que nos alejan de lo humano, lo cotidiano, doméstico, real. De todo ellose podría desprender que desde los modelos económicos actuales la persona es algo secundario y el protagonismo lo adquiere por un lado el consumidor (que consume, gasta, devora…) o por otro el ser humano comprendido sólo como medio de producción. Hoy son las cosas las que miden el éxito del sistema (vehículos matriculados, superficies construidas, toneladas consumidas…) y la persona reducida a elemento productivo y de consumo es la que avala un aparente éxito que ha estallado en forma de una crisis que, necesariamente, nos llevará a un nuevo paradigma. Aunque esta será la primera de una secuencia de crisis mayores cuya finalidad será tomar consciencia de obviedades tan evidentes como que no podemos tener crecimiento económico ilimitado en un mundo limitado. Nuevos modos de pensar, actuar, comunicar, crear y transaccionar deberán emerger si queremos sobrevivir a largo plazo como especie.

El trabajo que nos quedo por hacer no es baladí. La cultura, la formación, la palabra, la consciencia, en definitiva, es el único camino hacia la calidad. Peter Druker, cosiderado por muchos el gurú del management del siglo XX, afirmaba en su libro “Managing in the next society”, en el 2002, poco antes de morir: “Todas las dimensiones de lo que supone ser un ser humano, y el ser tratado como tal, no han sido aún incorporadas al cálculo económico del capitalismo”. Pues ya va siendo hora. Aún estamos a tiempo. Demos gracias a la crisis.


Álex Rovira Celma

Cultura/s de La Vanguardia número 351

He descubierto el suplemento Cultura/s de La Vanguardia. Me parece uno de los mejores suplementos culturales del país, con mucha información y artículos con más contenido que en los demás periódicos donde últimamente se llenan de chorradas de tendencias, muchísimos más anuncios y tratan al lector como alguien un poco inculto.

Bueno pues éste es un artículo que me ha parecido realmente interesante, no es nada nuevo tampoco, pero me gusta el paralelismo que se puede realizar en psicología y economía. Por otra parte creo que el problema de ambas Ciencias, la economía y la psicología, es que sus límites no están muy bien definidos (epistemológicamente sería un debate muy amplio), y que las teorías que sustentan a estas áreas están todavía en fases muy preliminares de construcción. En el caso de la economía es obvio. En el caso de la psicología creo que también... la escuela freudiana, por poner un ejemplo, tiene teorías muy discutibles desde el punto de vista científico.