lunes, 27 de octubre de 2008

Psicopatología de nuestra civilización






La teoría de la adaptación se niega a admitir la existencia de sociedades tan enfermas que sea preciso estar uno mismo completamente "enfermo" para poder adaptarse a ella (...) Desde un punto de vista psiquiátrico, los criterios de normalidad son absolutos, independientes de las normas de cualquier cultura o sociedad, pero conformes con los criterios de la Cultura en tanto que fenómeno universalmente humano. La madurez efectiva, el sentido de lo real, la racionalidad y la capacidad para sublimar pueden en verdad contribuir a la adaptación del individuo a una sociedad sana y asegurar su sobrevivencia en una sociedad patológica; sin embargo, pertenecen lógicamente independientes de la propia adaptación. (...)



Una enfermedad psíquica -neurosis o psicosis- no puede curarse si el médico sufre del mismo mal que su paciente, o si el médico sociocultural en el que se desarrolla la cura, aunque afirmándose deseoso de vencer el mal, favorece indirectamente la formación y el desarrollo de sus principales síntomas. (...)


Defino como psicosis o neurosis étnica todo desorden psíquico que presente los siguientes rasgos:


1. El conflicto que subtiende la neurosis o la psicosis afecta igualmente a la mayoría de los individuos normales: el conflicto neurótico o del psicótico simplemente es más violento que el de los otros; el paciente, por tanto, es como todo el mundo, pero lo es más intensamente que todo el mundo.


2. Los síntomas característicos de la neurosis o psicosis no son improvisados. El enfermo no los inventa: su medio cultural se los proporciona ya preparados y representa, en el mismo sentido en que lo entiende Linton, modelos de conducta incorrecta.
(...)


La personalidad étnica del hombre moderno es fundamentalmente esquizoide y sigue siéndolo incluso cuando, después de una traumatismo idiosincrásico, se vuelve histérico o maníaco depresivo. Y precisamente en virtud del principio de correspondencia entre síntoma y conflicto, el enfermo deberá elaborar no sólo síntomas que se adapten a su histeria idiosincrásica, sino también síntomas esquizoides o esquizofrénicos que correspondan a sus conflictos étnicos.


G. Devereux, "Ensayos de etnopsiquiatría general".








Este pequeño fragmento lo ha seleccionado Javier San Martín en su libro "La antropología" . Además Javier San Martín, en el capítulo "El mensaje de la antropología: apuntes para un nuevo humanismo", realiza las siguientes reflexiones en torno a nuestra tradición sociocultural, que se centra en los valores occidentales como únicos y definitivos, existiendo una falta absoluta de autocrítica.






La creencia en la cientificidad de la cultura occidental responde a un ensayo de referir los elementos culturales a la ciencia y no al pasado o a la tradición. Esto significa vivir en un tipo de tiempo lineal, irreversible y progresivo, en el cual el futuro no tiene que repetir al pasado. Esta concepción del tiempo es resultado a su vez de una estructura social en la cual los conflictos se resuelven huyendo hacia adelante mediante cambios en los diversos niveles de realidad social, para lo cual el pasado tiene que dejar de ser un punto de referencia, ratificando la linealidad del tiempo. Un tiempo lineal progresivo significa creciente aumento de la complejidad social, lo cual a su vez significa también urbanización incesante; la ciudad por su parte impone un sistema de vida en el cual la familia y la vida personal afectiva de los individuos queda ligada al ámbito de la más estricta privaticidad, alejándose de la vida pública, de la vida en la que se construye el mundo. La satisfacción o el placer ya no es en ese caso una faceta del mundo, sino algo privado; los individuos viven entonces en dos mundos distintos que no presentan conexión alguna, por lo que termina por resentirse la unidad personal. Ahí radica el aumento de cuadros esquizoides de nuestra cultura, pues en ella la relación a la realidad se efectúa en un ámbito ajeno al ámbito en el que una más cree que es él mismo; la relación a lo real se efectúa en el ámbito de lo público, mientras que donde nos consideramos realmente personas es en el ámbito de lo privado.


No es preciso describir la relación entre la esquizofrenia y los estados paranoides; la esquizofrenia genera por sí misma angustia y miedo; por lo que tenderá a crear enemigos. La angustiosa situación en que se debate el mundo moderno sería difícil de comprender sin el cuadro cultural de la modernidad. No deja de ser una explicación demasiado simple atribuir los recientes peligros de la humanidad sólo a los intereses del capitalismo e imperialismo; un análisis antropológico de la cultura moderna nos descubre un cuadro más complejo, porque en él inciden aspectos culturales que han llegado a moldear el alma misma de occidente.


Javier San Martín, "La antropología".





La palabra persona proviene del latín personam, ‘máscara’. Con una o con muchas jugamos a vivir, en contraposición con la extendida creencia de posesión de un Yo, o personalidad, que creemos absoluto y en última instancia invariante e imposible de moldear. Así se suele decir: "Yo soy así, muy lo-que-sea", como si en tu ADN hubiese un gen diseñado para ello. Nada más lejos de la realidad, nos forjamos a nosotros mismos, siempre dentro de una sociedad y cultura cuyas raices nos rodean y ahogan. Y, desgraciadamente, no nos forjamos en los ojos de los demás, en el terreno de lo público y no de lo privado, a donde nos suelen remitir. Y es que a nivel urbano se están reduciendo el número y la calidad de los espacios comunes, públicos: los mercados desaparecen, la calle es peligrosa, los encuentros casuales desaparecen, las catedrales son los centros comerciales, la plaza carece de sentido entre tráfico y mastodontes que no permiten el paso de la luz, nuestras casas son colmenas de esquizoides asustados. La tendencia a asociarse se reduce, los colectivos desaparecen, nos encontramos atomizados.






1 comentario:

--pab7oAB-- dijo...

hola! encantado de haberte encontrado por la blogosfera y con unos post tan interesantes...

yo siempre he creído parcialmente en el determinismo genético, realmente creo q nos afecta en cierto modo, de todas formas podría decir que se puede combatir o aprovechar, en cierto modo es lo mismo.

podría hablarte de Madrid y sus costumbres largo y tendido, gente que invierte dos horas todos los días para ir a trabajar, urbanizaciones deslocalizadas y sin ningún tipo de relación vecinal, calles limpias de basura y polvo, también de gente y parques desiertos y poco iluminados, vida nocturna intramuros donde cada tribu urbana hace semanalmente una reunión ruidosa y poco comunicativa...

lo raro es que esta ciudad me encanta, pero no por todo esto obviamente, se puede aprovechar esta colmena para muchas cosas que no se podrían hacer en ningún otro lado

sera que me gusta mi lado skizo...

1abrazo!