El engranaje fútbol-propagandístico-psicológico actúa en nuestras modernas sociedades democráticas básicamente como un mero, aunque trascendental, fabricante de micro-espectativas, o lo que es lo mismo, de ciclos cerrados de entre dos días y un mes que se componen de:
1 - Tiempo previo al match, horas, días o incluso semanas de insistente información acerca del evento (información preparatoria y creación artificial de expectativa).
2 - El encuentro deportivo en cuestión, de a lo sumo dos horas y media de duración y...
3- Tiempo posterior al partido, más o menos prolongado según haya sido el resultado del match y la trascendencia del mismo, y que hábilmente, para reiniciar un nuevo ciclo, habrá de encadenarse de manera inmeiata con la creación artificial de expectación del siguiente duelo balompédico.
De este modo, con el simple gasto en producción televisiva y mantenimiento de los repetidores de ondas catódicas, se logra mantener vivo y perpetuo este bucle infinito de expectativas creadas y satisfechas en el tiempo que, si bien no logran mejorar en nada la existencia de los seres humanos sobre la faz de la Tierra, sí consiguen en cambio eclipsar y anular aquelllas facultades mentales que efectivamente sí podrían mejorar nuestro paso por el mundo. Y ésas es la técnica empleada y para la cual el deporte ofrece una perfecta adecuación: las micro-expectativas. Ponga una en su mesa.
Miguel Brieva en "Dinero"
1 comentario:
Y Gran hermano... ¿No produce los mismos efectos?
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